
Para aquellos que crecimos para los fines de los 70 y pasado nuestra juventud por los ochenta, debe recordar que para una familia de tipo media para abajo las cosas siempre fueron duras y sacrificadas. Los inviernos eran siempre crudos y los veranos insoportables. En más de una oportunidad les he comentado que yo nací y fui criado a la confluencia del Río Negro y el Limay así que los veranos los mitigábamos con nuestras idas al río Grande. No había agua de red solo una canilla comunitaria en la esquina de casa, aunque mi viejo junto a otros amigos pusieron una bomba de agua después de haber hecho una gran perforación en medio del patio.
En los inviernos nos sentábamos en los largos troncos que se metían en la estufa hogar de ladrillo que estaba en la pieza principal de las dos que teníamos, el baño estaba separado a unos cuantos metros de la casa donde se había hecho el pozo ciego y que nunca se te diera por querer ir al baño de madrugada, para eso teníamos la chatita. Pero debíamos utilizar un calentador a queroseno para calentar la pieza en la que dormíamos y ahí se ponía fea la cosa.
Teníamos que hacer largas colas en el surtidor de la calle San Luis con mis hermanos para poder lograr solo unos litros, porque no te daban más de cinco y había que estar con los fríos inviernos esperando cuadras y cuadras rogando que no se acabara y llevar eso a nuestra humilde casa con la cual se le ponía también a la lámpara que nos alumbraba por la noche. Fueron pasando los años y los servicios comenzaron a llegar y con ellos la calidad de vida y la comodidad. Fueron tiempos duros pero no los recuerdo con desdeño, porque fue dentro de todo una infancia donde crecimos con necesidades pero que nos enseñaron a valorar cada logro y avance como el día que el agua estuvo en la canilla dentro de casa y que no había que ir a buscarla fuera, el baño pegado a la pieza, la electricidad que con solo apretar una perilla se hacía luz y el gas que con solo prender una estufa calentaba el ambiente.
Luego llego la tele y el querer llegar después de cada clase para poder ver los dibujitos animados. La heladera y cuando tuvimos nuestro teléfono de línea, fue como tocar el cielo con las manos porque estábamos comunicados con otra realidad. Los tiempos han ido cambiando y la tecnología nos corre y está al alcance de cualquiera por más que su situación sea precaria o paupérrima.
Quería comentar esto porque en estos últimos días me he sentido bastante molesto porque dos por tres se nos corta algún suministro y he tenido que recurrir a mi memoria para recordar esos tiempos y bajar mi ansiedad ante la falta de respuestas de ciertas entidades del estado provincial que a esta altura de la vida nos hacen sufrir. Sin energía se paraliza gran parte de nuestras comodidades. No se mueven maquinarias por falta de combustible o por la falta de ese suministro no se entregan los alimentos. La base de los trabajos que se realizan hoy por hoy son a través de las computadoras y eso retrasa todo. Por nombrarles algunas de las cosas que pueden paralizar la energía y el resto se lo dejo a su imaginación.
Los seres humanos somos seres de costumbres y de ir habituándonos a nuestro ecosistema es por eso que es siempre bueno empezar desde abajo en todo lo que uno quiere lograr y tener para poder disfrutarlo y ver cómo uno se va auto superando ante las adversidades porque para aquel que todo le viene de arriba siempre el faltante lo va a sufrir más. Porque no tienen la capacidad de poder revaluar su situación sobre la experiencia vivida de saber que hubo un tiempo que padecimos esa necesidad.
En estos últimos días han hecho demasiados calores en nuestra ciudad con tormentas eléctricas que no nos han alcanzado, gracias a Dios, pero si nos han sacado del sistema por los altos consumos de energía, el sistema a colapsado y nuevamente hemos tenido que sufrir las altas temperaturas sin el suministro de energía y por ende sin ventiladores, sin sus aires acondicionados, sin sus facebook, sin sus teles, sin cubitos de hielo o algo fresco para tomar y algunos sin agua de red. Es cierto que uno se enoja con todo esto porque ve que son cosas que se pueden solucionar si hubiera voluntad política de parte del gobierno provincial porque estamos bajo la merced de una empresa de su dominio como lo es el EPEN y nada justifica que nos hagan padecer tales sufrimiento en una ciudad que les ha aportado toda las riquezas de sus entrañas y que ayuda generosamente con las mismas a todas las localidades de nuestra provincia con sus regalías y a la Nación para que recaude sus buenas ganancias y ni hablar con lo que se viene en materia de minería con el potasio y el hidrocarburo no convencional.
Será que mirando estas situaciones y perspectivas nos volvemos intransigentes solo confiamos que nuestras actuales autoridades puedan estar en esta sintonía de no ceder ni un espacio con lo que nos pertenece para reclamar y seguir pateando escritorios de funcionarios provinciales que nos tratan con desdeño. Haber vivido los que les conté de mi niñez y juventud me hace ser agradecido por lo poco o mucho que poseo pero también sé que los tiempos tienen otra dinámica y que si se quiere y se tiene voluntad siempre las cosas pueden cambiar.
Les dejo un gran abrazo a todos mis amigos, vecinos y conciudadanos rinconenses esperando que nuestro aniversario sea con un profundo sentido de compromiso de cambios para bien y de prosperidad en un año nuevo que se viene con grandes desafíos.
Un servidor Charly Hernández
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