
En agosto de 2011 una noticia sacudió a Rincón de los Sauces, cuando un operario de la firma Baker Hughes denunció a la empresa por contaminación, luego de sufrir un accidente manipulando pastillas radioactivas.
El siniestro ocurrió el 13 de enero de 2009, cuando Raúl y un grupo de operarios manipularon con unos guantes de cuero unas pastillas radioactivas, estando en contacto con ellas por más de diez horas.
“Cuando yo tuve el accidente a la gente que estaba en el pozo, alrededor de 35 personas, los llevaron a hacer el análisis de sangre a la clínica de petroleros y a los dos o tres días les dijeron que no tenían nada. Eso es mentira, porque en Rincón no cuentan con los elementos técnicos para hacer esos estudios”, asegura Raúl Epifanio Martínez.
“Ese mismo día, el trece al mediodía, YPF se entera, saca esa gente y nos llevan a hacer el análisis. A mí, con otros 4 compañeros nos sacan del pozo, nos llevan a la base y no nos mandaron a hacer los estudios. Después yo me hice por mi cuenta el análisis de sangre, en una clínica nuclear en Buenos Aires, en donde se mandó el estudio a Estados Unidos, cuyos resultados demoran un mes”, aclara.
Luego del incidente y según Raúl Martínez, la empresa Baker Hughes, tapó el pozo cavado en la tierra, en la pieza en donde se acumulaban las pastillas radioactivas fuera de su contenedor de plomo, dentro de la base ubicada en el Parque Industrial I, en plena zona urbana de Rincón de los Sauces.
“De esos muchachos que estaban conmigo, he hablado con algunos, todos estuvieron en el pozo y les mintieron sobre la peligrosidad del material con que trabajaban, muchos no saben qué era”, asegura.
En cuanto a cómo afectó su salud la contaminación con celsio en su sangre, Raúl dice que sobre todo lo han afectado desde lo nervioso y para contrarrestarlo, debe tomar unas pastillas diarias. “También sufro de pérdidas de sangre repentinas, de la nariz o por la boca. Hace cerca de un mes se me reventó una venita del ojo y me salía sangre. A los quince días, me ocurrió lo mismo con el otro ojo”, cuenta con angustia.
“En la actualidad, mi cuerpo sigue con celsio y tengo que tomar unas pastillas para que me regule la sangre y los tejidos. El médico que me atiende me dijo que lo que padezco es una especie de cáncer en sangre”, aclaró.
Martínez no se cansa de reiterar que fue despedido por haber dado a conocer su caso en los medios de comunicación, no fue indemnizado, ni tratado por la supuesta contaminanción que recibiera mientras trabajaba en la empresa Baker Hughes.
Por último agregó que en la causa judicial que se tramita en juzgados de Buenos Aires, está certificado lo que él cuenta. “Todos los valores de los análisis que me han realizado están fuera de lo normal”, concluye.
En la actualidad, el ex operario de Baker Hughes, está desempleado y se mantiene gracias al trabajo de su esposa.
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