Juan Carlos Villegas, que se encontraba acusado de haber asesinado a Juan Carlos Aveiro, el 8 de mayo de 2009, en Rincón de los Sauces, quedó en libertad, tras haber permanecido casi dos años preso en una celda de la Unidad de Detención (U11).
El fiscal de Cámara, Rómulo Patti, se abstuvo el lunes 6 de diciembre de realizar una acusación porque consideró que no tenía pruebas suficientes en su contra, y el tribunal de la Cámara en lo Criminal Segunda dispuso la absolución del imputado y su inmediata libertad.
Para Patti sólo quedó acreditado que la víctima y el acusado participaron de una pelea que derivó luego en una tremenda golpiza, donde Villegas fue golpeado con fuerza y Aveiro fue ultimado de varios disparos. Ante la falta de pruebas, el fiscal aseguró que “resulta extremadamente difícil pronunciar acusación alguna contra el detenido”.
El acusado, Juan Carlos Villegas, reconoció haber participado en la pelea, aseguró que fue agredido por varias personas y sostuvo que sufrió múltiples lesiones y que perdió el conocimiento. Además, mostró su brazo derecho, imposible de utilizar, y afirmó que tiene una “enorme torpeza” para disparar con su mano izquierda.
En una de las audiencias de debate declaró la doctora Haydee Fariña, integrante del Gabinete Forense, quien confirmó que el acusado tiene una seria lesión en su brazo derecho y que con su mano izquierda puede accionar un arma de fuego, aunque no con la suficiente habilidad y precisión.
Un testigo traído expresamente de Rincón de los Sauces afirmó de manera terminante que Villegas nada tuvo que ver con el asesinato del petrolero y señaló que otra persona habría sido la que terminó con la vida de Averio.
El testigo sostuvo que otro hombre fue quien detuvo la marcha del vehículo y que desde el piso disparó en forma reiterada. Admitió, además, que en la madrugada del 8 de mayo del año pasado, en Rincón de los Sauces, escuchó una fuerte discusión entre dos grupos y que Villegas fue agredido por unas siete personas, quienes lo tiraron al piso y lo patearon.
También expresó que escapó del lugar y que fue perseguido por más de tres cuadras. Añadió que el presunto homicida sería un hombre al que reconoció como “Menduco o el Negro”. Este testimonio fue coincidente con los dichos de otros testigos y del propio acusado, aunque ninguno de ellos pudo aportar sus datos filiatorios y menos aún el domicilio del presunto asesino.
El resto de los testimonios no fueron convincentes y hasta hubo contradicciones entre ellos. Uno de ellos efectuó relatos que no fueron manifestados en la instrucción de la causa; mientras que el resto de los testigo dijeron que “le parecía” que fue Villegas el que disparó el arma de fuego.
Durante el juicio sólo se pudo acreditar que el imputado participó de la pelea junto a otras personas, quienes se encontraban alcoholizados.
Es por esto que el tribunal de la Cámara en lo Criminal Segunda, integrado por Víctor Andrada, Andrés Repetto y Marcelo Benavides, dispuso la inmediata liberación del acusado. Además, trascendió en el juicio que las declaraciones de algunos testigos y de uno de los jóvenes que fue herido de dos balazos, no resultaron convincentes.
Fuente: La Mañana de Neuquén
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