El Programa de Prevención de la Violencia en el Noviazgo “Pintó enamorarse” que lleva adelante la Dirección de Equidad de Género de la subsecretaría de las Mujeres puso en evidencia que son mujeres en un gran porcentaje las que eligen hacer estas capacitaciones. Un ejemplo se dio en Zapala donde de 110 personas que se inscribieron 105 fueron mujeres lo que arrojó un porcentaje del 95.5 por ciento.
“Pintó Enamorarse” tiene como dinámica dar talleres para adultas y adultos que trabajan con adolescentes en distintas organizaciones o instituciones ya sean públicas como privadas y uno de sus objetivos es brindarles herramientas para que puedan detectar a tiempo si existe un ciclo de violencia en las relaciones de pareja de los y las adolescentes y así poder intervenir asertivamente.
“Entendemos que se anotan más mujeres porque tiene que ver con el cuidado del otro y la otra. Son relaciones personales e históricamente el sistema patriarcal le da el mandato a la mujer de ser la que cuide, se ocupe y preocupe por el bienestar de las personas. Entonces se sigue sosteniendo ese mandato. Las mujeres no se replantean eso, se ven sensibilizadas, les importa el tema y se anotan si tienen el tiempo para hacerlo”, analizó Elizabeth Soto a cargo de la Dirección de Equidad y Género de la subsecretaría de las Mujeres, dependiente del Ministerio de Ciudadanía.
Otra de las hipótesis que analizó Soto y que fueron reproducidas desde el Ministerio de Ciudadanía de Neuquén, fue que en las capacitaciones, a pesar de ser abiertas, asisten muchas personas que trabajan en el sistema educativo y en el sistema de salud público, dos espacios donde también históricamente han sido ocupados por muchas mujeres.
“Se da naturalmente que sea la mujer la que se sienta invitada a buscar las herramientas para luego intervenir asertivamente. No es casual que sean dos sectores con muchas mujeres ya que se ocupan del bienestar y educación de las niñas, niños como de adolescentes y adultas o adultos. El sistema patriarcal te ordena y te manda a hacer distintas cosas y desde punto de partida puede parecer lógico que haya más mujeres en salud y educación”, expresó Soto.
Punto crítico
La participación mayoritaria de mujeres también se observa en otros proyectos de la Dirección que apuntan a concientizar y sensibilizar a varones.
“Es un punto crítico dentro de la Dirección y tenemos la necesidad de hacer una evaluación en Masculinidades. No en relación al “Pintó Enamorarse” porque no nos proponemos llegar más a varones. Es una capacitación abierta para todas las personas. Distinto en la Dirección de Masculinidades donde la participación de varones no es la esperada. Tal vez a los varones no les parecen problemas serios y reales la violencia que sufren las mujeres. Tal vez para ellos es más importante el mundial de fútbol o temas de economía o política general. Son las cosas que importan en la cabeza de muchos varones, en su jerarquización de temas. Eso es lo importante para ellos y no el cuidado de otras personas”, enfatizó la directora de Equidad y Género.
Una de las actividades que apuntó a los varones fue el “Café sin piernas” donde se interpeló la sexualidad de los varones y su relación con la prostitución. “Cuando queremos indagar un poco más en la sexualidad del varón, cómo la transita, cómo la expresa y la resuelve, no vienen muchos. Es un tema que no pueden incorporar porque para eso tienen que revisar su persona. El pago por sexo está incluido también en estos temas que no se cuestionan”, analizó Soto y continuó: “El sistema prostibulario y la prostitución es una cuestión histórica que se mantuvo culturalmente en el tiempo como algo normal o natural desde siempre y por eso no llega a ser cuestionada, ni siquiera por todas las mujeres. Y hay varones que quieren tener acceso a ese mundo sin ser cuestionados ni muchos menos cuestionarse eso”.
Ser un varón prostituyente, un varón que no interpela sus conductas y al que no le importa el cuidado de otras personas van dando cuenta de algunos patrones de masculinidad hegemónica.
“Esta masculinidad hegemónica es la que le dice al varón que tiene que ocupar todos los espacios que quiera y que se puede tomar la atribución y libertad de decir a esto no voy porque no me interesa. Es la masculinidad que le dice al varón que tiene que estar en el lugar de privilegio y dominio que va en contra de estar en el lugar del cuidado que es asignado históricamente a las mujeres. No es el varón que se sensibiliza y se pone en el lugar del otro. Es el que tiene que sobresalir y controlar situaciones”, concluyó Soto.
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