Por Darío Hernán Irigaray
Tal como lo afirman expertos, las empresas que compran petróleo en el mercado interno para producir combustibles no están exportando, y el consumo dentro del país se está retrotrayendo, sumado a que el crudo está comenzando a acumularse.
El gobierno nacional estableció un valor de barril de petróleo a 47 dólares, sobre ese precio lo que quede va a parar a las arcas del país. Como en tantos otros temas, el gobierno nacional toma decisiones a destiempo que hacen ir en contra de la industria y el bolsillo de los trabajadores. Como la cotización del barril tambalea alrededor de los 50 dólares hoy en día, el gobierno se niega a agilizar las retenciones y menos sentarse a intentar resolver el conflicto.
Por otro lado las grandes petroleras también especulan, esperando que el barril suba, total por ahora lo tienen acumulado, listo para salir a colocarlo al mejor postor en cualquier lugar del mundo. Lo cierto es que ya no tienen donde más guardar y se están empezando a parar pozos. Mientras tanto las grandes petroleras por más de haberse comprometido a realizar exploraciones, siguen sin realizarlas.
Lo más triste de estas idas y vueltas son los trabajadores, y todo el impulso que sus ingresos generan en el comercio de la ciudad de Rincón de los Sauces, como tantas otras urbes petroleras.
Hoy son miles los cesanteados, muchos profesionales con altos sueldos, que se encuentran en sus casas, esperando ser llamados o bien a ser despedidos. La angustia es grande y desesperante.
Empleados que percibían sueldos de más de 8.000 pesos, en muchas ocasiones tenían comprometido hasta el 50 por ciento de su sueldo, a lo que hoy al estar suspendidos y no cobrar extras, llegan a cobrar tan solo 3000 pesos, lo que hace que no puedan llegar a hacer frente a sus responsabilidades.
Tras esta situación muchas empresas también dejaron de pagar sus aportes sindicales y jubilatorios, trasladando el impacto de la crisis.
Paralelamente, sin quedar de lado, las familias están en crisis. Un petrolero que salía por la mañana temprano al campo y volvía después de las 18 horas, solamente cenaba con la familia, que poco y nada conocía. Ahora se ven la cara todo el día, y son muchos los conflictos intrafamiliares que se están generando, principalmente por la falta de dinero. Muchos con sus altos sueldos compraron casas, vehículos, televisores de plasma, o equipos de audio. Las cuotas llegan y no pueden ser cumplidas, ya que no les alcanza ni para comer.
El conflicto es grave por donde se lo mire, ya que hasta el mismo sindicato petrolero está en problemas al no poder hacer frente a sus compromisos con la obra social privada que contrataron para sus afiliados, Swiss Medical. A partir de mayo pasaran a auto gestionar la obra social, como en gran parte lo hacían antes de irse de la federación. Se estiman en más de 15.000 los afiliados al sindicato que lidera Guillermo Pereyra, en su mayoría de Rincón de los Sauces.
Los comercios, grandes, medianos o pequeños, dependen de la actividad petrolera y las ventas han bajado en más de un 50 por ciento en la ciudad.
Algunas firmas se están desprendiendo de personal “arreglando una renuncia”. No le pagan todo lo que le correspondería como si fueran despedidos, pero las propuestas son tentadoras y algunos trabajadores han aceptado.
Otras empresas reciben solicitudes constantes para bajar costos, en algunos casos hasta en un 30 por ciento, para poder renovar contratos, algo que para muchos es complejo, perdiendo la posibilidad de renovar.
Hoy Neuquén es una provincia signada por la actividad petrolera, y con mayor énfasis Rincón de los Sauces, donde el impacto de la crisis se nota en las calles vacías, y el poco movimiento hace eco de la recesión que estamos viviendo.
Lo cierto es que la angustia es grande, el que tiene guarda por las dudas. La falta de efectivo se ve en la calle y hoy el que tiene trabajo no sabe por cuanto tiempo más lo tendrá.
Compartiendo esta situación, es que deseamos que todos los que vivimos del petróleo no bajemos los brazos, no nos quedemos quietos, si no que aprovechemos este detenimiento de la economía para aprender a cuidar nuestros ingresos, optimizar los costos, organizar mejor los recursos, así cuando todo mejore, podamos disfrutar continuamente de lo que aparentaba ser eterno.
Compartinos tu opinión