Era una noche cálida de febrero cuando los tres amigos decidieron salir a tomar algo. Ella, una madre trabajadora y con dos hijos, invitó a su amiga y a su hermano a dar una vuelta en auto con la intención de ingresar a un boliche en donde pensaban tomar unos tragos y compartir un rato agradable entre amigos.

Prácticamente al instante de detener el vehículo, un policía se les colocó frente al auto, y les solicitó los papeles del rodado, así como los documentos de los que se encontraban dentro de él, solicitándoles que descendieran del mismo.

La mujer, a la que llamaremos E, y su amiga, no tenían documentos en ese momento pero viven hace más de 20 años en la localidad. “Todos nos conocen en Rincón, vivo hace tanto tiempo que prefiero dejar en casa el documento, por que si lo pierdo podría tardar hasta dos años en conseguir otro”, relataba E. indignada.

Según relata esta mujer, fue llevada a los empujones hasta un bar que se encontraba unos metros detrás de ellos, sin darle ningún tipo de explicación. Ahí fueron detenidas por más de una hora mientras eran filmadas por un supuesto policía. “Estaban todos armados hasta los dientes como si fuéramos delincuentes”, expresó E. quien realmente sintió que peligraba su vida.

Más tarde varias mujeres policías formaron una especie de “pasillo humano”, y “otra uniformada nos doblaba los brazos contra la espalda, hasta que nos introducían dentro de una traffic. Nos obligaban a desvestir, sacándonos hasta la bombacha, sacudiendo cada prenda”.

Dentro del vehículo supuestamente había un hombre sentado en el asiento del conductor, y “una mujer policía de malos modos nos decía sáquese hasta la bombacha, todo”. De acuerdo a lo relatado y sin esperar a que terminen de vestirse nuevamente, abrían la puerta y volvían a subir a otra mujer que la hacían pasar por la misma situación.

Según relataban estos testigos, supuestamente no se hacía distinción entre transeúntes, mujeres que ejercían la prostitución, o empleadas de los locales nocturnos y a todas las hicieron pasar por este trato bajo e inexplicable.

Estas mujeres que vivieron tan desagradable situación quieren que otras personas que pasaron por lo mismo aúnen sus fuerzas para hacer una presentación legal para que la justicia se excuse por la situación vivida.

“Estaba en el local trabajando de moza y me llevaron a la traffic y me hicieron desvestir. Al rato nos llevaron hasta el juzgado, donde nos atendió un fiscal muy amablemente y me preguntó si había menores prostituyéndose, si conocía algún lugar donde había menores.”, contó una mujer.

La fiscal Dra. Sandra Gonzáles Taboada, responsable del operativo, lleva realizado decenas de procedimientos de este tipo.

Según trascendidos se conoció que lo relatado por los testigos es improbable que haya ocurrido debido a que durante todos los procesos siempre estuvo presente un agente de la justicia.

Se pudo conocer de fuentes que participaron del operativo, que fue tal la contemplación por parte de la fiscalía, ante posibles situaciones que se pudieran encontrar, que se llevaron sábanas blancas para que las mujeres que se puedan encontrar con escasas ropas, puedan taparse antes de ser trasladadas.

Ante irregularidades, como comercios no habilitados como cabarets, donde tenían señoritas ejerciendo la prostitución, se consultó al juez de faltas del municipio, por algún pedido de contravención, cedula de notificación o alguna comunicación por parte de la fiscalía, a lo que el juez de faltas José Luis Miranda indicó que no ha recibido ningún contacto con la fiscalía en este sentido.

Más allá de estos testimonios sobre malos tratos, el común denominador de los comentarios del megaoperativo efectuado en la ciudad es positivo y que se tendrían que realizar más seguidos, pero sin excesos de ningún tipo.

Las identidades de las personas no fueron publicadas debido a solicitar su anonimato, pero se encuentran a disposición de las autoridades que las soliciten.