Acabo de enterarme sobre este diario, de una ciudad que ha quedado marcada en mi vida. He vivido en Rincón de los Sauces desde el año 1979 a 1981.
Recién estaba graduado de médico y descubrí la patagonia en esa ciudad. Recuerdo que el hospital era muy precario, de madera, y allí junto al Dr. Gorosito (lamentablemente fallecido en un accidente hace algunos años) di mis primeros pasos como médico.
Las calles de ripio, un boulevard, una plaza central, casas de la provincia y más allá, las meretrices y el campamento de YPF.
Todo era cordial, los presos por ebriedad eran muchas veces mis pacientes y yo acudía a interceder ante el comisario, que era mi vecino, para aliviar al infortunado. La pena entonces se convertía en oficiar de asador de un buen chivo.
A Rincón de los Sauces lo llevo grabado en mi alma y mi corazón. Era la época que a mis recién nacidos les ponían los nombres que elegía el doctor, “si al doctor le parece esta bien, santa palabra”
Épocas en que el avión de YPF nos traía la correspondencia y salíamos corriendo a recibirla con entusiasmo. Allí recibí la correspondencia del Dr. Favaloro, cursándome una invitación como medico rural en el Sanatorio Güemes, de Buenos Aires y allí hablamos de Rincón de los Sauces.
A todos un gran saludo y muchas gracias por darme la oportunidad de expresarles por primera vez, luego de 30 años, mi gratitud.
Cordialmente, Dr. Luis Oscar Vasta, Balcarce, Pcia de Buenos Aires.
Luis Oscar Vasta
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