
Es muy probable que la foto que acompaña este artículo le llame la atención, y eso es por que en realidad es muy probable que en la ciudad no haya visto algo así. Lo que si se ve constantemente son largas colas de gente.
Fiel reflejo de una ciudad en constante crecimiento, Rincón de los Sauces es una de las ciudades del país con mayor aumento de población en los últimos años.
Es simple comparar municipios como el de San Patricio del Chañar con el de Rincón de los Sauces, ambos tienen casi el mismo personal, con la diferencia que aquí se triplican sus contribuyentes, y los ingresos por coparticipación son los mismos.
Para poner como ejemplo de la gran población que tiene Rincón, se la podría ilustrar como la ciudad donde hay que hacer extensas colas para todo.
“Esta ciudad más que la Capital Nacional de la Energía, es la Capital Nacional de las Colas”, relataba un señor enojado haciendo cola para pagar sus impuestos.
Aunque hay nuevos supermercados, parece que por más grande que sean no alcanzan, esperar para pagar puede demandarnos más de media hora.
Los transportes de pasajeros aumentaron sus frecuencias y muchas veces nos hay ni un solo lugar disponible.
En el centro de la ciudad, alrededor de la plaza General San Martín, donde se centralizan la mayoría de las calles, es común ver largas colas de vehículos detenidas en los semáforos.
La cantidad de vehículos patentados en el municipio hoy están superando ampliamente las 4000 unidades, y día a día son más los cero kilómetro que se ven en la ciudad.
Obviamente que todo este crecimiento está acompañado de la actividad petrolera que día a día atrae a más trabajadores a la ciudad.
No hay que dejar de lado que el crecimiento de trabajadores del petróleo trae acarreado a sus familias que vienen a radicarse a la localidad, que necesitan de salud, educación y servicios.
También hay que tener en cuenta a un futuro no muy lejano las familias de los trabajadores mineros, que no tendrán fastuosos sueldos, que también utilizaran los servicios públicos.
Por todo esto es que día a día los servicios se ven colapsados, tanto la luz, como el gas, el agua, teléfonos, y hasta la televisión por cable.
Hoy ir a la municipalidad a pagar una boleta puede demorarse un rato, y obviamente, dependiendo de la hora, deberá hacer cola.
Ir a pedir que nos instalen el servicio eléctrico, pagar una factura, o bien consultar la disponibilidad del servicio, también nos obligará a ponernos en una hilera.
El Banco Provincia del Neuquén, a modo de intentar prestar un mejor servicio colocó números y sillas para que la gente espere sentada. Eso si no pida un televisor, solamente podrá ver la cara de los pocos cajeros que trabajan en la sucursal, hay casos que solamente una persona se encuentra atendiendo.
Los cajeros automáticos, siguen siendo un problema, aunque se han instalado nuevos equipos en la ciudad, siguen siendo generadores de largas colas.
Las escuelas todos los años se ven desbordadas, algunas funcionan en edificios alquilados otros en prestados, no en las mejores condiciones, conseguir un lugar puede ser todo un desafío. Los padres se instalan literalmente, con sillas, carpas, equipo de mate incluido, para anotar a su hijo.
Con más de 30.000 habitantes y barrios que crecen día a día hacia el alto de la ciudad, hoy se vive con servicios eléctricos al límite y deficientes, sin alumbrado público, sin mantenimiento de luminarias, calles deterioradas por cada lluvia, sin que puedan desde el municipio repararlas por falta de equipos y tiempo.
Un concejo práctico, y que puede ayudar es hacerle caso es la frase “el que madruga dios lo ayuda”, ya que habitualmente las mayores conglomeraciones de gente se realizan al horario del cierre, y no tanto a primera hora.
Lo cierto es que si no se planifica a largo plazo esto seguirá sucediendo. Los servicios eléctricos, gas, agua y cloacas siempre están desarrollándose en función de las necesidades del momento y no pensando en un futuro.
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