
Nació el 1 de junio de 1929 en Desfiladero Bayo, Departamento de Pehuenches, en la provincia de Neuquén, tiene casi 80 años.
Está en Rincón desde 1981, antes vivía en Buta Ranquil, o en la misma mina de carbón, en realidad siempre estuvo por la zona pero vino a Rincón cuando se instalaron las empresas en Desfiladero Bayo le quitaron sus tierras, según relatan sus propias palabras.
Trabajó en la mina de carbón del Auca Mahuida, al frente del mismo volcán, durante 32 años. Vivía ahí mismo. Comenzó a trabajar apenas cuando tenía 10 años. El se había ido de su casa. Inicialmente solo llenaba bolsas con carbón y cuando tuvo 18 años comenzó a trabajar en las profundidades, a más de 100 metros. “lo único que había era como una galería de madera y una luz arriba”, relataba rememorando esos viejos tiempos. Después de trabajar en la mina durante tantos años comenzó a trabajar en YPF.
Hoy vive solo en una chacra, y cobra $317 pesos de pensión.
Se caso cuando tenía 24 años y su mujer 16. Al tiempo se separó, o en realidad como nos dijo “se fue con otro y me dejó con los chicos que son cinco, ahora están grandes, fui padre y madre con mis chicos, tenia que ir a trabajar y dejarlos encerrados para que no le pasara nada”.
Sus hijos son Emilio Hernández (52), Albertino Hernández (40), Delia Rosa Hernández (43), Blanca Estela Hernández (53) y la tercera (30).
Uno de los varones arrienda casas, otro trabaja en la municipalidad y las mujeres están casadas y los que trabajan son sus maridos.
“Yo he vivido muchos años en esta casa de chapa, nunca tuve un refugio como tenia que tener, he pasado frío y ahora me ataca mas el frío por la edad, así que a veces me voy a alojar a la casa de mi hija y a la mañana me vengo para acá porque no tengo calefacción ni nada”, nos contaba Juan.
El techo de su casa se le llovía todo, era de chapas de cartón, gente amiga le ayudó a repararlo. Se le daño cuando vino una tormenta de piedra.
Al consultarle que hace en la chacra nos relataba que “Acá en la chacra, siembro, tengo gallinas, tenía chivitos pero trate de venderlos porque no podía cuidarlos, no me pagaron mucho. Me quedaron gallinas, planto zapallitos, lechuga, de todo siembro, para comer y vender. Este año voy a sembrar tomate y zapallo angola que es una variedad dulce que se vende más.”
“Todo lo hago yo, a mi hijo el mayor le di un poco de tierra y el planta y se las arregla, igual no siembra mucho porque no tiene tiempo para atenderlo”.
Juan vive sólo, y por la tarde va a lo de su hija.
Nos contaba con ternura y contento que tiene como 8 o 10 nietos, de los cuales sólo recordó los nombres de Juan, Fernando, y Daniel.
Sus yernos cuando pueden les dan una mano, se portan bien con el nos contaba, sobre todo López, que le ayudó a hacer la casa de material.
Volviendo al inicio de esta nota nos agregaba que “A los diez años me fui de la casa y empecé a trabajar porque mi viejo era malo, me trataba mal, me daba con lo que tenia. Así que me fui a descartar carbón, alquilaban pibes para embolsar. Cuando tenia 18 años me mandaron abajo ya me podían tener como correspondía. Vivía en la mina.”
Con cariño expresaba que Delia era la más compinche, que siempre la va a visitar. Cuando lo operaron estuvo a su lado, ella lo llevo y lo cuido hasta que le dieran el alta, y todavía lo cuida, según nos relataba.
“yo voy a verlos a todos los nietos, con eso estoy mas conforme, yo siempre les digo que cuando yo me muera esto es de ellos, yo estoy enfermo, tengo eso del corazón, arritmia”
De Rincón piensa que “hay poco adelanto, debería estar mucho mejor por la riqueza que sale de Puesto Hernández. Tendría que ser un pueblo mas grande, algunas partes han crecido pero en general se ve igual”.
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