Personal de la Comisaria Nº35 en un operativo en conjunto con municipio y bomberos, donde se encontraba el oficial Muñoz y suboficial Torres a cargo, fueron los responsables de la seguridad del Rally.
“Si bien no teníamos lo ideal, nos hubiera gustado haber contado con unos 20 efectivos más, para dejar más tranquilo al organizador”, sostuvo el Comisario Máximo Retamal.
Se realizó el control vehicular en el parque cerrado de automóviles alrededor de la plaza General San Martín, donde se colocaron tambores blancos con cintas fluorescentes que usaban de sostén de las tiras de seguridad. Entre el viento que las sacudía constantemente y la gente que las levantaba para pasar se terminaron rompiendo.
La gente se avalanzó en los caminos en las partes más peligrosas, en las curvas en la parte de afuera, en los saltos del lado que caían los vehículos. “La gente no se coloca en las rectas para ver pasar a los autos a 200 kilometros por hora, se pone en los lugares más riesgosos”, indicaba Retamal.
“Los organizadores nos pidieron que pongamos controles cada 100 metros, algo imposible, imaginate que eran 100 kilómetros de camino”, acotó el comisario.
Lo más importante es la prevención, pero parece que no alcanza, era algo normal ver a los chicos sueltos de la mano de sus padres corriendo por los caminos, y a los segundos ver a los grandes bólidos pasar por ese mismo lugar. Parece que una mano divina hizo que no sucediera ningún hecho que lamentar, pero hay que pedir a los padres que tengan más cuidado, hasta incluso los mismos mayores que muchas veces no miden la peligrosidad de este evento.
Según informaron fuentes policiales, no hubo incidentes con el público, pero si hubieron 7 vuelcos, dentro de la competencia, uno sólo con lesiones leves que fue derivado al hospital. Otro de los participantes se equivocó y doblo a la derecha en vez de la izquierda, y terminó en el medio del campo, pero por suerte no le paso nada.
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