Seis testigos propuestos por la defensa declararon el pasado lunes 17 en el juicio que se le sigue al joven Héctor Cortez, acusado de matar a martillazos a su pareja Micaela Recchini, de 25 años. La mayoría se ocupó de remarcar la buena conducta del imputado y afirmó que su comportamiento era normal como vecino y empleado.

Uno de ellos, de nombre Eduardo, dijo que conoció a la víctima en un cabaret y que pudo bailar con ella en dos o tres oportunidades. Los dichos del testigo molestaron a los familiares y amigos de Micaela Recchini, que prácticamente cubrieron la sala donde se viene ventilando la conducta penal del acusado.

El declarante explicó que, como consecuencia de sus testimonios, desconocidos empapelaron la localidad y que fue perseguido por Internet, con intenciones de perjudicarlo. El hombre aclaró que concurre a ese lugar nocturno en forma asidua, pero que nunca mantuvo otro tipo de relación con la víctima.

La primera etapa del juicio que se desarrolla ante la Cámara en lo Criminal Primera podría culminar el martes 18 con los alegatos del fiscal, el abogado querellante y la defensa.

El cruel homicidio ocurrió en las primeras horas de la mañana del 14 de marzo de 2010, en la esquina de las calles Mitre y Corrientes de la localidad de Rincón de los Sauces.

Se descuenta que el Ministerio Fiscal representado por Pablo Vignaroli responsabilizará a Cortez de la muerte violenta de su mujer y sostendrá su responsabilidad penal en el delito de homicidio simple, que prevé una condena de entre 8 y 25 años de prisión.

En cambio, el abogado Velasco, que representa a la familia de la víctima, reclamará una pena aún mayor para el acusado. Para el letrado no hay duda que Cortez terminó con la vida de su mujer con ensañamiento y alevosía, por lo que reclamará a los magistrados de la Cámara en lo Criminal Primera una condena de prisión perpetua.

El abogado César Pérez, que asiste técnicamente al procesado, a lo largo de las audiencias de debate se viene esforzando por intentar encontrar una figura penal que atempere el delito por el que se encuentra imputado su defendido.

Hasta el momento, 16 testigos domiciliados en Rincón de los Sauces y propuestos por las partes desfilaron por el edificio judicial de la calle Irigoyen 179.

Ninguno pudo afirmar con certeza haber presenciado el salvaje asesinato, por lo que no habría prueba directa del crimen que incrimine a Cortez.

Fuente: La Mañana de Neuquén