Luego de haber permanecido internado en grave estado de salud en el hospital Castro Rendón por el término de dos semanas, Juan Adalberto Soto, de 38 años, murió el pasado lunes 29 de agosto, producto de una lesión de arma de fuego, que afectó seriamente sus órganos vitales.

El ataque había ocurrido el pasado 12 de agosto y la Policía tomó conocimiento de su deceso a través del establecimiento asistencial donde era asistido. La causa, que inicialmente estaba caratulada como homicidio en grado de tentativa, fue ahora calificada como homicidio.

Fuentes policiales dijeron a La Mañana de Neuquén que las heridas que sufrió comprometieron órganos vitales, e indicaron que por el hecho hay un menor de edad, de 17 años, que fue identificado como el autor responsable de los disparos, a disposición de la Fiscalía de Delitos Juveniles.

Agregaron que “en una serie de allanamientos realizados a pocas horas del hecho no se pudo recuperar el arma agresora, pero estimamos que se trata de un arma calibre 22 ó 32”.

Todos los procedimientos policiales y actuaciones preliminares fueron enviados a un Juzgado de Menores, sumado a los informes médicos y las pericias. “Estábamos pendientes de la evolución de esta persona para tomarle una declaración, pero lamentablemente tuvo este desenlace”, señalaron los voceros.

Soto recibió un balazo en la zona abdominal el pasado 12 de agosto, alrededor de las 23, en la puerta de su domicilio ubicado en la calle Roca y Tromen. Otra persona de su entorno también fue alcanzada por una bala en una de sus piernas, pero la herida que le provocó el proyectil no le causó mayores complicaciones y fue atendida en una clínica local, donde recibió el alta médica a las pocas horas.

Se supo que durante la agresión fueron unas tres personas las que pasaron caminando por el frente del domicilio donde se encontraban las víctimas, cuando una de ellas, menor de edad, sacó de entre sus ropas un arma de fuego, ejecutó algunos disparos y escapó rápidamente del lugar.

Fuente: La Mañana de Neuquén

La principal hipótesis que manejaba la Policía respecto del hecho indicaría que se trató de un ajuste de cuentas, ya que se conocían con anterioridad.