
(Por Horacio Beascochea) A principios de junio, en la sede del gremio docente ATEN de Neuquén Capital, el poeta y periodista Gerardo Burton presentó su libro de poemas sobre femicidios, “Heridas que no cierran”.
La obra fue editada por la editorial “Espacio Hudson” del poeta Cristian Aliaga y contó con la participación de las integrantes de la Colectiva Feminista La Revuelta.
El libro es un texto polifónico que cruza distintos lenguajes como el periodístico y la poesía y las letras del cancionero popular.
Ante un auditorio colmado, Burton definió a la obra como “poesía en emergencia” y resaltó la tradición de lucha de Neuquén. “Desde hace más de una década, esto se verifica con las ideas que las mujeres están realizando contra las mordazas y cerrojos culturales e institucionales”, manifestó.
“Acá se construyó una práctica desde la que se elabora teoría, una suerte de escuela no formal y esto es político, porque denuncian carencias de políticas públicas. Esto no se produjo ni por casualidad, ni por un fenómeno natural, sino por algo expreso que es la voluntad de cambiar una realidad. En este contexto, que es político, también la poesía lo es”, agregó.
La obra literaria está conformada por catorce poemas. Los textos están titulados por el lugar donde ocurrieron los hechos, las caras de los femicidas, una crónica muy breve referida al hecho y luego los versos.
Burton explicó que le llamaba la atención que en los medios “muchas mujeres asesinadas aparecen en poses de fiesta, siempre alegres, pero los hombres salen en segundo plano, con la cara pixelada”.
“Recordé que una vez en el año 1984 o 1985, los organismos de Derechos Humanos empapelaron el obelisco con las caras de los desaparecidos, y a partir de eso pensé que podíamos hacer algo aquí con las caras de los femicidas”, comentó el poeta.
Junto a Gerardo Burton, participaron de la presentación la poeta Silvia Mellado y la referente de la colectiva feministas La Revuelta, Ruth Zurbriggen.
“La poesía de Gerardo se entrega atravesada por la necesidad y la urgencia de decir, de escarbar entre los destellos enceguecedores de los múltiples relatos y las falsas informaciones, escarbar para mostrar los rostros de los verdugos, la mirada de los asesinos, escarbar, desenterrar las matrices que nos ponen a nosotras, todavía, en el lugar de vidas desechables y al mismo tiempo, nos adjudican un lugar de cantera, minas -y por qué no yacimentos- que sostienen el mismo sistema que nos oprime”, dijo Silvia Mellado.
Para la poeta, Burton se nutre de sus actividades como poeta y periodista. “Traza de modo doloroso aquellas historias no dichas o tergiversada para hacer que el poema muestre una fisura, exhiba la maquinaria racional, que pretende a veces ser teñida con relatos de pasión”.
“Hace unos días que pudimos charlar sobre el libro y él decía que había una imagen que sobrevolaba la búsqueda y el momento anterior a la estructura de estos poemas: el cuchillo, faca, facón, como herramienta que se vuelve arma, una prolongación de la mano del compadrito que marca, taja y sacrifica”, dijo Mellado.
“Y pensaba qué imagen del poemario hace frente a esta imagen del cuchillo y se me aparecía la imagen de la barrera de álamos (del poema playa serena, mar del plata, buenos aires) la distancia, el amor, la voluntad de un amor que no deja pasar la barrera de mujeres altas como los álamos y sauces, sonoras como el agua de los canales. Es esa imagen de una barrera, una imagen situada que nos remite a un imaginario de nuestro lugar y que emerge, revolucionaria, que tuerce el orden y que promete que el mundo puede ser de otro modo”, explicó.
“Contra esa imagen de cuchillo erecto, viril, se alza una barrera de álamos, una valla que impide pasar, un cerco que no va a dejar avanzar. Troncos tan altos, que pueden caerte a vos, cuchillo, y revertir tu filo, hacerlo líquido y nada. Esta barrera de mujeres que se liga con la solidaridad, la colectividad, la lucha, la militancia”.
Por su parte, la referente de la colectiva feminista La Revuelta de Neuquén, Ruth Zurbriggen definió a “Heridas que no cierran” como un acto de traición. “El libro es un acto de traición de parte de Gerardo, a los pactos patriarcales. Es un varón que habla a través de la poesía sobre la violencia femicida”, resaltó.
“¿Pienso
¿qué escuchó Gerardo para escribir estos poemas? Él traiciona el mandato y la cofradía masculina. Estoy convencida que son los propios varones quienes tienen que interpelar los mandatos de las violencias y el terror sexista que ejercen. Son ellos que tienen que sentirse profundamente avergonzados como clase”.
“No pienso que por ser varones ejercen la violencia y van a ser femicidas o que las que portamos vaginas no vamos a ejercer violencia. Pero los hechos de la realidad muestran que las asesinadas son las mujeres, son las travestis y es sobre esos cuerpos que se ejerce un acto de dominación como es el femicidio. Y los asesinos son varones. Por eso digo que ojalá haya cada vez más traidores a ese mandato”, explicó.
“El femicidio es un crimen político. La idea es dejar de contar la espectacularidad de los asesinatos para poder ponerlos en el lugar donde ya deje de ser normal que contemos una mujer más asesinada”, agregó.
“También el femicidio es un acto de poder y dominación masculina. Es un acto misógino y nosotras seguiremos andando este camino de agruparnos, revelarnos, producir fiestas creativas, porque sabemos que nos merecemos otra vida y la podemos armar”, dijo Zurbriggen.
“Seguiremos el camino de la posibilidad del acuerpamiento, como dice la feminista comunitaria Lorena Cabnal: acuerparnos es la acción colectiva de nuestros cuerpos indignados ante las injusticias que viven otros cuerpos, que se autoconvocan para proveerse energía política para resistir y actuar contra múltiples opresiones patriarcales, colonialistas, racistas y capitalistas.
“Como feministas y movimientos de mujeres venimos dando muestras de una capacidad de agruparnos y darnos otra vida, pero a la vez pienso que hasta que miles y miles de varones no manifiesten su desilusión con la clase masculina hegemónica de la que son parte, algo falta. No alcanza con nuestra interpelación. Por eso, la gran interpelación a la masculinidad hegemónica tiene que venir de los propios varones. Los violentos, los sexistas, los femicidas tienen que ser puestos bajo sospecha, repudiados y no tolerados”, precisó.
La referente de la colectiva La Revuelta se refirió a la imagen de los femicidas en la obra. “Son personas que están entre nosotros. Es el sereno de una fábrica, el que está a cargo de un hostel, el profesor de taekwondo. No bajan de un planeta, asesinan y se van. Han transitado por nuestras escuelas, por las universidades como docente me hago cargo de lo que digo no hemos sabido formar algo que permita y muestre otras maneras de relacionarse en el mundo”, dijo.
“La cara de los femicidas del libro demarcan y marcan una barrera. La que tuve que traspasar para leer los textos. No es nada sencillo. Debo reconocer que tuve otro nivel de espanto cuando tuve el libro en la mano. Gerardo explicó por qué optó por poner la cara de los femicidas. Comparto todas y cada una de las razones, así y todo entiendo que la operatoria de leer con los rostros ahí, es profundamente incómoda, molesta, controvertida, áspera, tensa y afectada. No produce ninguna satisfacción y ninguna calma”, dijo.
“Digo esto y no es que estoy en contra del deseo de Gerardo de ser leído. Saludo que arme esta traición a través de la poesía. Es un libro incómodo porque no hace ver que los femicidas no actúan en el vacío social y que el sistema de valores heteropatriarcales se difumina por doquier, como en las letras del cancionero popular que él hace entrar en los textos”, recordó.
“Lo último que digo es que ojalá la poesía de Gerardo contagie a otros a traicionar sus fidelidades con el mandato del macho violento. Estoy convencida que necesitamos muchas más producciones culturales contra los femicidios, necesitamos más poesía, más música, más cine, más literatura, más teatro, más activismo grafitero, arte popular que nos ayuden a entender lo que quizás no vamos a entender jamás. Y también estoy convencida que necesitamos más feminismo para salvarnos”, cerró Zurbriggen.
Acerca del autor
Gerardo Burton nació en Buenos Aires en 1951, reside en Neuquén desde 1986, y publicó varios libros de poemas y una recopilación de artículos periodísticos; además participó en ediciones colectivas, espectáculos performáticos y festivales de poesía, en el país y en el exterior.
También es editor de libros -oficios que desempeña actualmente-. Edita, en forma artesanal y no comercial, poesía con el sello la cebolla de vidrio ediciones. Aprende pintura y gestiona los sitios www.lacebolladevidrio.blogspot.com y www.elpoetadepuesto.blogspot.com.
(Foto: Facebook La Revuelta Colectiva Feminista)
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