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"Boca de pozo" expone la áspera vida de los trabajadores petroleros

La dura vida que llevan los trabajadores petroleros en los yacimientos es expuesta con crudeza en un filme presentado en la décima edición del encuentro cinematográfico Pantalla Pinamar.
Horacio Beascochea
Por Horacio Beascochea

Quienes no conocen de la duras condiciones laborales que afrontan los trabajadores del petróleo, podrán tener un panorama más concreto si ven la película "Boca de pozo", que da cuenta de la áspera vida que llevan los trabajadores petroleros en los yacimientos.

Si bien el filme muestra específicamente cómo es trabajar en los pozos ubicados en la localidad chubutense de Comodoro Rivadavia, esa visión puede aplicarse a nuestros trabajadores rinconenses y todos aquellos que ejercen sus tareas en un pozo petrolero.

La película Boca de pozo", está realizada por el director Simón Franco, protagonizada por Pablo Cedrón y fue presentada en la décima edición del encuentro cinematográfico Pantalla Pinamar.

El nuevo largometraje del director de "Tiempos menos modernos", con la que obtuvo el Premio Balance de Oro a la Mejor Película de la anterior edición de este certamen, sigue durante varios días las dramáticas vivencias y circunstancias personales de un "boca de pozo", tal como les llaman a los operarios que se ocupan de hacer las perforaciones en los yacimientos petrolíferos.

Oriundo de la provincia de Neuquén, Franco es hijo de un trabajador petrolero y vivió durante años en Comodoro Rivadavia, por lo cual tuvo acceso de primera mano a la forma de vida de estos trabajadores, que generalmente son muy bien pagos, pero llevan una vida de consumo exagerado, dilapidando todo su salario en pocos días.

Con la intención de hacer "una película seca" que reflejara la hostilidad del ambiente que rodea al trabajo del petróleo, el director eligió narrar la historia de Lucho (un sorprendente Pablo Cedrón, en uno de sus pocos papeles protagónicos en cine), uno de esos operarios que sufre una crisis de identidad que se refleja en los excesos a los que se entrega.

Para Lucho, el día a día en el pozo petrolero es cada vez más agobiante, y esa pesadez existencial se expande a la relación tirante que mantiene con su esposa (Paula Kohan), al vínculo con una madre a la que ve poco y nada y a los encuentros ocasionales que mantiene con la prostituta (Ana Livingston) de la que se está enamorando.

En una conferencia de prensa en Pinamar, Franco sostuvo que la idea de la película -cuyo guión escribió junto a Salvador Roselli- le surgió cuando estaba filmando su largometraje anterior en Comodoro Rivadavia: "Me entusiasmó la problemática de los petroleros que trabajan en las bocas de pozo", recordó.

"Al principio, la película tenía un tono más tragicómico, pero poco a poco fue virando hacia un drama mucho más seco. Quería ser muy respetuoso con todo lo que sucede en Comodoro Rivadavia, tratando de reflejar las cosas tal cual son", señaló el cineasta, que contó con el apoyo de YPF para filmar en un auténtico yacimiento.

"Desde el vamos, la idea era contar la vida de un boca de pozo y el marco hostil del contexto patagónico. No queríamos subrayar ni marcar nada, sino ser sutiles y mostrar el mundo del protagonista mientras él va avanzando en su viaje interior. Por eso la cámara siempre lo está siguiendo mientras él avanza", explicó.

El director sostuvo que los trabajadores petroleros "suelen sufrir problemas de alcoholismo, de adicción a las drogas y de consumo de prostitución. Ellos cobran mucho dinero pero en general lo gastan en muy pocos días en vicios y cosas superfluas. Quería mostrar esta realidad de la gente que vive en el sur del país".

En ese sentido, se puede considerar que el personaje que interpreta Cedrón también vive dentro de un pozo emocional, ya que además de vivir 15 días internado dentro del yacimiento, manipulando todo tipo de caños en una tarea difícil y peligrosa, "se entregan a un consumismo bestial que de algún modo representa la tensión que viven en esos lugares".

En relación a su papel, Cedrón explicó que no construye a sus personajes desde un plano intelectual: "Entro y busco ciertos estados que surgen a partir de lo físico y lo que sucede a mi alrededor".

El protagonista de "Aballay", de Fernando Spiner, que vivió durante muchos años en la Patagonia, sostuvo que su trabajo "es totalmente inconciente y directo. Entro y busco ciertos estados no reflexivos, no intelectualizo ni me baso en el texto, porque para mí el guión es sólo un punto de partida y no un fin en sí mismo". (Télam).

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