
José Boris Massry Camino, de 56 años, nació en Puerto Saavedra un pueblo ubicado a 85 kilómetros de Temuco, en el país vecino de Chile, el 1° de septiembre del año 1951.
En 1973, debido al golpe militar que sufría Chile en ese momento, decide emigrar a Neuquén. Es un año mas tarde que llega a Rincón de los Sauces “en busca de aventuras, porque esto era insipiente; nadie quería venir”, relataba nuestro entrevistado.
En sus primeros años en la región, Boris trabajaba como chofer de una empresa de transporte de personal. A la vez tocaba la batería en un conjunto, que tenia con un grupo de amigos, el único que había en ese tiempo y tocaban por las noches.
Dos años más tarde le surgió la posibilidad de ingresar al petróleo, donde hace más de 34 años trabaja para la empresa Astra Evangelista, prestando servicios a Repsol YPF. En su labor cotidiana forma parte del cuartel de bomberos, en el yacimiento Lomitas. Boris cuenta orgulloso que es uno de los fundadores de Bomberos Voluntarios de Rincón de los Sauces.
Hace 25 años por medio de amigos conoce en Rincón a su esposa, Hilda Gaona, con quien tiene 5 hijos; el mayor se llama Maximiliano, de 25 años, que en este momento se encuentra desocupado. Le sigue Leila de 23 años, madre de su nieta Yamila de 7 añitos, quien siguió los pasos de su padre y trabaja en OPS manejando una excabadora. También esta Lucia de 21 años que esta cursando la carrera de Contador Publico en la Universidad de Salta en Neuquén, luego viene Yacer de 19 años, que va a ser una de las primeras egresadas de la EPET N° 16, e Igor que comenzó este año en el mismo establecimiento.
Comenta que en sus tiempos libres desarrolla su mayor pasión: la pintura. Dice que es su hobby, y que cuando no esta haciendo las tareas hogareñas, se dedica a pintar. Cuenta con orgullo que pinta con oleos sobre telas, sobre madera entelada, o directamente sobre madera. En sus obras este artista traslada todo lo que vive en su lugar de trabajo.
“He visto crecer el pueblo, prácticamente lo he visto nacer”, cuenta Boris al hablar de su llegada a la region. Recuerda que Rincón tenía cuatro años cuando llego a la localidad, y que en ese momento no alcanzaban a ser 600 personas en el lugar. Dice que la mayoría de ellas vivían dentro del perímetro de lo que era YPF estatal, y que todas las empresas montaban sus predios dentro del mismo, porque ésta brindaba todos los servicios, como el agua potable, luz, gas, o el teléfono. Pero esto no era así para las familias que vivían fuera del perímetro petrolero, ya que en Rincón se carecía de dichos servicios, menos de la luz, y el agua que era precaria absolutamente. En síntesis no existían las comodidades para ese sector por lo que esas circunstancias hacían que la gente se vaya del pueblo.
“Éramos ignorados culturalmente, era como que la gente que vivía en Rincón no tenia posibilidad de progresar”. En ese momento eran tomados como simples trabajadores de los fierros, como lo dice Boris. Comenta que la gente que venia de la ciudad no tenía otra óptica para mirar a los pobladores, que era un grupo pequeño pero familiar, como lo describe.
Haciendo vista hacia el futuro, este pintor dice que se imagina a Rincón como una gran ciudad, pero desordenada. “Se ha perdido la oportunidad de haber hecho un reordenamiento, no solo edilicio sino también social”. Dice que se perdieron una serie de factores que hicieron perder la oportunidad de crecer al pueblo, y no solo es culpa de los políticos. “A veces se preocupan por conservar un vida mas llevadera y se despreocupan de cosas esenciales para ordenar socialmente”, acotaba como un tanto molesto.
Sueña con que la gente del pueblo tome un cariño real por la localidad, adquiera una personalidad riconense, y que no solo la vean como una localidad de paso, o como la salvadora de sus problemas económicos.
Lo que mas lamenta es que el pueblo no haya gozado de una salida para la juventud, porque dice que los jóvenes se fueron nutriendo de toda la gente nueva que iba llegando, con otras mentalidades, y que iban perdiendo sus costumbres rinconenses.
“Podríamos haber sido una ciudad con alma de pueblo”. Con esto hace referencia de la desunión que hay dentro de la localidad, pero aclara que los rinconenses son buena gente.
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