El millonario fue superior en todos los sectores de la cancha, prácticamente nunca le prestó la pelota a su rival y los “ole” de la tribuna que bajaron en varias oportunidades evidenciando la diferencia entre los equipos en la cancha.
El encargado de abrir el marcador fue el colombiano Radamel Falcao, que lo gritó de una manera especial, con los brazos en alto, señalando con sus dedos índices al cielo como agradeciendo al santo padre por la conquista obtenida. Luego vino un penal a favor del equipo de Passarella y fue el jujeño Ariel “Burrito” Ortega el artífice del segundo grito de la tarde, con un derechazo implacable que por poco le rompió la red a arquero Caranta.
Antes de culminar la primera etapa se fue expulsado el jugador de Boca, Banega, tras un patadón descalificador contra Ferrari en la mitad de la cancha cuando se venía un contraataque del millonario. El segundo tiempo estuvo de más, Boca nunca se recuperó y la supremacía de River se mantuvo hasta el final.
Al terminar el encuentro comenzó la otra fiesta, la de las bocinas y los cánticos, Rincón de los Sauces se vistió por algunas horas de rojo y blanco, en especial la Plaza San Martín, quien fue testigo fiel de una caravana de autos desbordados de alegría riverplatense y la presencia de muchas camisetas del equipo de Núñez.
River festejó por todo los sinsabores que pasó últimamente, tiene aire para seguir en la Copa Sudamericana y aspirar a quedarse con el campeonato, aunque muchos aseguran que luego del baile que le pegó a Boca el domingo 7 de octubre, “el año ya está salvado”.