Desde hace unos años, el comedor comunitario “Las Huellitas del Pichón” que lleva adelante Andy, -como la conocen en la ciudad- se convirtió en un espacio de contención para quienes más lo necesitan en Rincón de los Sauces.
Sostenido a pulmón y con la colaboración de la comunidad, sus pasos pueden seguirse desde su página en Facebook, que permiten que más treinta chicos y chicas contar con un plato de comida caliente, de lunes a viernes al mediodía.
A mediados de junio, el comedor estuvo a punto de cerrar sus puertas, luego de que una abultada cuenta de luz pusiera en jaque la continuidad del espacio, pero vecinos anónimos pagaron la deuda y dieron un respiro para su funcionamiento.
“Fue algo que resolvimos Se pagaron casi $6000 de una deuda de luz y además, la gente fue al EPEN y quedaron depositados $5800 pesos más a favor”, dijo. “Creo que eso alcanzará para unos meses”, señaló. “En el comedor no tenemos muchas cosas, más allá de un freezer. La verdad, eso fue un alivio y por ese lado se solucionó”.
En este sentido, Andy dijo que la luz pudo pagarse gracias al aporte de vecinos y amigos. “Los tengo a todos anotaditos”, aclaró a modo de agradecimiento.
En cuanto a la calefacción del lugar, señaló que el gas está incluido en el alquiler del salón ubicado en la calle Córdoba 1265 de Rincón de los Sauces. “Eso es un alivio, sobre todo ahora que viene el invierno”, reconoció.
“Lo que verdaderamente nos está costando es mantener el comedor todos los días”, reconoció y explicó a El Periódico de Rincón que lo lleva adelante casi en soledad. “Estoy sola. Siempre vienen amigas que se dan una vuelta en la mañana y me ayudan a pelar papas o colaboran con la preparación de la comida, pero van rotando. A veces viene una, luego otra, pero también me ha pasado muchas veces el estar sola con todo”, dijo.
En cuanto a los alimentos, Andy recordó que son donados por la comunidad mediante acciones solidarias individuales y también grupales, como colaboraciones de academias de baile, comerciantes o trabajadores. “Mucha gente pasa y nos trae cosas. El comedor se sostiene con donaciones de personas anónimas. ¿Qué necesitamos? Y puntualmente alimentos y artículos de limpieza, que también cuestan muchísimo”, expresó.
Es esta contexto y con una realidad económica que golpea a quienes menos tienen, se hace difícil la continuidad del comedor. “En el último tiempo ha cambiado mucho la situación y eso repercute. Es toda es una cadena, hay personas que han perdido su trabajo y eso se siente”, precisó.
“Y si a eso le sumás que le das para adelante las 24 horas, estás pendiente de que no falte nada y encima hay gente que no te ayuda y solo te critica, llega un momento en que te cansás y tenés ganas de largar todo”, confesó.
“Lamentablemente pasa eso y yo me pregunto por qué tengo que soportar gratuitamente esas cosas, como si estuviesen acá para ayudarme una tarde a lavar los platos. Yo me voy a casa cuando terminan de comer los nenes porque estoy muy cansada. Pero a la tarde vuelvo, porque tengo que ir, porque hay que limpiar el comedor, lavar pisos y que venga gente de la nada a criticar, la verdad que duele. Por ahí me da ganas de poner la llave, de irme a mi casa y decir ya está”, dijo con tono impotente.
“Yo empecé con esto porque cuando era chica, fui abandonada en un campo y ahí conocí la necesidad, el hambre, la soledad, el miedo. Todo lo que te puedas imaginar. Por eso entiendo perfectamente el desamparo”, agregó.
Andy recordó que además de los almuerzos, el comedor reparte todo lo que sobra. “Siempre mandamos cosas a la casa. Preparamos bolsitas con leche, azúcar o galletitas, lo que tenemos, se reparte”, aseguró.
Junto con el trabajo diario, se hace un tiempo para ir a las zonas rurales de Rincón de los Sauces y asistir a los pobladores. “La semana pasada (por la primera de julio) fui con un matrimonio al campo y llevamos muchos abrigos cosas. En fin, todo por y para la gente que más necesita”, enfatizó.
Para cerrar la nota, Andy volvió a agradecer las colaboraciones de la comunidad. En los últimos días se conoció el aporte de un pastor, Lucas Goycochea y de la iglesia del Centro de Avivamiento, que ayudó con la compra de alimentos y artículos de limpieza. “Él alentó a los fieles de su iglesia a colaborar con el comedor. No alcanzan las palabras para decir gracias a tanto cariño y ayuda”, señaló.
Quienes quieran acercarse y colaborar con Andy, pueden hacerlo al Facebook Las Huellitas del Pichón Comedor Solidario, acercarse al local ubicado en Córdoba 1265 o llamar al (0299) 155084017 para dar una mano para quien trabaja por los demás y sin pedir nada a cambio.