Hemos tenido una semana con muchas situaciones revueltas en nuestra ciudad. Desde un inspector sospechado de coima, la desaparición de muchos kilos de carnes que se habían decomisado y se encontraban en el matadero municipal, como lo ocurrido con la inseguridad, con bandas antagónicas que se disputan sus diferencias a los tiros. Con esta última situación un menor de edad terminó con un tiro en su cara y tuvo que ser trasladado de urgencia hacia la capital neuquina.
Mientras, el intendente Marcelo Rucci se encontraba con el contingente argentino en Rusia, en un foro económico exponiendo sobre la implicancia y cómo se vive en esta zona petrolera que por años han sido postergadas por los gobiernos de nuestro propio país y por la explotación de empresas extranjeras en nuestra ciudad. Pero no podíamos revestir la importancia de este viaje porque estamos sobre cuestiones muy domésticas que con muy poco se podrían solucionar.
El gobierno de nuestra provincia nos ha prometido demasiadas cosas y muy poco es lo que se puede ver. Ya estamos bastante cansados de que se nos siga metiendo el dedo en la boca con promesas que ni ellos se las creen, subestimando nuestra inteligencia y tratándonos siempre como si no fuéramos tan importantes. Esto que todos hablan y que esperan que siga siendo la solución al sistema económico argentino, como es Vaca Muerta, para aquellos que somos simples mortales y laburantes de sol a sol, ya no nos conmueve mucho.
Seguimos siendo la tierra que mucho da y poco recibe. Nuestros vecinos siguen sufriendo en algunos sectores la falta de agua y sin embargo vemos como cada día en pleno microcentro corre por sus calles asfaltadas el agua que se derrocha por los caños obsoletos que se revientan cuando viene un poco de presión. En este último fin de semana tres veces se cortó la energía y nadie de los medios locales recibió ni siquiera un comunicado informando a que se debió. El tema de los servicios a los barrios más alejados siguen siendo un tema pendiente y la regularización de las tierras parece ser que se podría empezar a regular y algunas familias obtener sus títulos de propiedad con la entregas de tierras fiscales que por decreto han pasado a ser municipales.
Cuando uno sale por la periferia de nuestra ciudad se da cuenta que las usurpaciones de terrenos no paran y no creo que lo puedan controlar. Hay un proyecto para expropiar terrenos que se encuentra en el centro de nuestra ciudad y que todavía no se les ha hecho ninguna mejora y se han transformado en baldíos. Muy ideal para las ratas, borrachín, delincuente o drogadictos.
En cuanto a la corrupción nos venimos enterando que la anterior administración no solo nos dejó más de 12 millones de deuda sino que nunca le pago el aporte sindical a UPCN, que se les descontaba religiosamente cada mes y la suma terminó ascendiendo a los 800 mil pesos que vamos a tener que pagar todos los contribuyentes. ¿Dónde fue a parar ese dinero ex-intendente Hugo Werli? o ¿el de los 350 mil que debían invertirse en la obra del Bicentenario en la Casa de la Cultura? ¿Por qué debemos vivir con la sospecha de que nuestros inspectores municipales actúan o se mueven según la coima que reciben o que el cemento que “supuestamente fue donado” por una empresa para la bicisenda no todo fue a parar en ese lugar?
¿Por qué debemos vivir con esas incertidumbres que nos carcomen la cabeza y estar pensando que se exige mucho para afuera pero no se controla para adentro? El General Perón decía “que las personas pueden ser muy buenas pero si se las controla mucho mejor”. Desde la dirigencia de primera línea se pudo observar que no se quiere ocultar nada en donde haya una sospecha de corrupción e insta a que se denuncien estas cosas, pero cuando uno habla con las personas tiene la terrible sensación de que nunca van a denunciar por miedo y me sigo preguntando ¿miedo al intendente, a los concejales, a los directores o secretarios municipales o comisarios o jueces que están por encima de una persona común?
Estas últimas preguntas no me las debería hacer yo sino aquellos que están en función y salir de la burbuja de la adulación para ver que hay un mundo más real que dice mucho más cuando guarda silencio ante las múltiples faltas de respuestas, porque no han sabido escuchar a su debido tiempo.
Yo sé que es mucho el esfuerzo que se está haciendo y que muchos de los padecimientos que hoy tenemos nos vienen por la mala leche que tienen políticos, ministros y gobernantes anteriores que han sido o son de la provincia o como mismísimos locales que hoy no pueden ni caminar por nuestras calles, pero debajo de esa línea ejecutiva hay personas que solo miden a nuestros vecinos por lo que le pueden aportar para las próximas elecciones y no por el valor que significa el padecimiento de una persona que tiene familia y que en la vida no les han salido las cosas como hubiera querido.
La ética y la moral no se pueden comprar como si se lo puede hacer con un voto. Eso se adquiere con el transitar de la vida y el cultivar los valores que vamos edificando con cada experiencia, buenas o malas pero que hace al cotidiano vivir.
Esta administración quizás el error que está cometiendo es el dejar por amiguismo o por compromisos políticos a personas que no le están dando credibilidad a esta gestión y no crean que solo sean mis palabras, porque eso nuevamente sería caer en un error de interpretación. Uno se cansa de hablar para aportar la crítica constructiva y sabe que no hay peor sordo que aquel que no quiere oír. En su tiempo y bajo otro contexto pero en similitud de acciones, el Señor Jesucristo dijo “quien quiera oír que oiga”.
Les dejo un abrazo de este humilde servidor.
Charly Hernández