Policiales

Cárcel para abusador que destrozó a una joven con un martillo

Se confirmó la prisión preventiva para un hombre acusado de abuso sexual. Llevó a una menor hasta una casilla y le fracturó los huesos del rostro con un martillo. Después la violó.

Un delincuente que utilizó un pesado martillo para destrozar el rostro de una joven de 16 años, para luego abusar de ella en un estado de total inconciencia, seguirá en prisión hasta el momento en que su conducta penal se ventile en un juicio de instancia privada.

El agresor, identificado como Isaías Molina, fue procesado con prisión preventiva por el Juez Marcelo Muñoz. Su conducta penal fue ratificada por la Cámara de Apelaciones.

El caso que provocó estupor en nuestra ciudad se produjo en las primeras horas de la mañana del 15 de abril en el interior de una precaria vivienda de la localidad petrolera.

La menor fue hallada sentada en un banco de una plaza por varias personas quienes inmediatamente la llevaron hasta el Hospital. Tenía su cara cubierta con sangre y llevaba puestas algunas ropas del presunto abusador.

Los investigadores judiciales habrían probado que el acusado, de 19 años, también golpeó con sus puños a la chica en todo el cuerpo y todo indica que fue pateada en el piso.

El Juez Muñoz consideró que Molina, inicialmente es coautor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de arma, en concurso real con lesiones graves.

La joven fue examinada por los médicos de Rincón, del Hospital Heller y también por profesionales del Hospital Central, quienes determinaron que presentaba un golpe en la frente y múltiples fracturas en la base del cráneo y en el hueso frontal.

También se observó una grave lesión en la zona occipital izquierda y derecha y huesos quebrados del maxilar y la nariz y del paladar y también lesiones en la zona cervical.
El control estableció además que presentaba doble hematoma en las rodillas y moretones en ambas manos y en los antebrazos, cortes en los párpados y en el labio.

Fuente: La Mañana de Neuquén

Autor: Horacio Beascochea

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