El lunes 7 de septiembre dos grupos antagónicos, formados por mayores y menores, se enfrentaron a los tiros en inmediaciones de la escuela 300.
Alrededor de las 20,30 horas se produjo un enfrentamiento armado entre dos bandas compuestas principalmente por menores que operan desde hace tiempo en la ciudad y se dedican a delinquir.
Como consecuencia de los disparos, una mujer que pasaba por la zona y no tenía nada que ver con estas bandas fue herida en uno de sus muslos.
El hecho fue percibido por un efectivo policial que se encontraba de franco y al sentir las detonaciones, se dirigió al lugar, logrando divisar a uno de los menores que se escondió en un baldío.
El policía dio aviso a sus compañeros y los móviles se aprestaron en el lugar, comprobando que la mujer herida estaba fuera de peligro y la trasladaron al nosocomio local.
En el procedimiento fue apresado uno de los menores, quien no sería el autor del disparo, y puesto a disposición del juez Ricardo Agostino, quien dictaminó su libertad.
Con respecto a la mujer herida, luego de realizarle las primeras curaciones fue dada de alta y su vida no corre peligro, aunque todavía conserva la bala en su cuerpo.
“Como son armas de poco calibre, las balas no tienen la capacidad para atravesar un cuerpo y en general la bala queda alojada”, declaró Máximo Retamal.
El comisario agregó que en estos casos no se interviene quirúrgicamente para sacar el proyectil y se espera a que el mismo organismo lo encapsule, o lo expulse hacia fuera con el tiempo, “eso es lo que aconsejan los médicos”, agregó.
La mujer de 33 años todavía no ha prestado declaraciones en la policía y en el momento de recibir el disparo, iba acompañada por sus dos hijos, de nueve y diez años. “Fue un milagro que no ocurriera un accidente mayor”, concluyó Retamal.