Historia

Ultima entrega: ¿Cómo llegó a Rincón Don Pedro Sánchez?

En la nota anterior, Pedro nos contaba cómo fueron los comienzos de Rincón de los Sauces y algunas anécdotas de aquellos primeros tiempos. Dejamos para el final de nuestra nota las reflexiones de un hombre y su mujer que trabajaron incansablemente para que Rincón fuera lo que es hoy, una ciudad que, pese a sus dificultades, es un buen lugar para vivir.

El primer año de gestión de Pedro Sánchez fue febril. Eran innumerables los problemas y escasas las soluciones, pero, pese a todo, él, su mujer y su equipo de trabajo, siempre se las ingeniaron para sortear las dificultades.
Poco a poco, el pueblo iba tomando forma y día tras día surgían nuevos problemas, como por ejemplo, el del cementerio. “Recuerdo que luego de haber asistido al velorio del primer muerto de Rincón, fui hasta el cementerio, recientemente creado, a enterrar a ese hombre”, sostiene.
Pero no todos fueron sinsabores, Pedro también fue testigo de acontecimientos sociales importantes para el pueblo como el festejo del primer Día de la Madre o el primer bautismo, el de su hija Daniela, que había nacido en Chos Malal pero fue bautizada en Rincón de los Sauces.
También realizó el primer casamiento por iglesia en el pueblo, “el casamiento se hizo en mi casa y al cura lo trajimos nosotros”, afirma.
“Yo trabajé mucho por el pueblo, hay mucha gente que lo reconoce. En casa estaba todo, la estafeta postal, la estación de servicio. Incluso nos juntábamos con el policía y cuando llegaba la orden de captura de algún prófugo y lo encontrábamos en la zona, le sugeríamos que trabajara con nosotros o lo enviábamos a la capital. En cierta medida, los reformábamos”, confiesa con una sonrisa.
En lo que se refiere a las prostitutas y su relación con el pueblo, Sánchez también sostiene que nacieron con Rincón. “Son muy buena gente, cuando a veces había disturbios y problemas, ellas se interponían y solucionaban los problemas. Hay que recordar que al principio el pueblo parecía un Far West” y que había 600 petroleros, todos solteros”.
Don Pedro recuerda una oportunidad en que la policía neuquina encontró un cabaret y encarceló a todos. “La gente de YPF se enojó conmigo porque pensó que yo lo había denunciado, pero no fue así”.
También rememora la vez en que hubo un conflicto entre las prostitutas por las tarifas que cobraba cada una. “Yo las junté en casa y les dije: o cobran todas iguales o se van todas. Esto que te cuento, está documentado en el libro de actas de mi gestión de gobierno, debe ser la segunda o tercer acta”.
“A veces pienso todo lo que le hice soportar a mi mujer. Mira adonde me has traído, me decía. Después de un tiempo ya se había curado de espanto y muchas de las chicas iban por la tarde a tomar mate con mi señora”.
Consultado sobre si había ganado mucho dinero en esa época, Pedro dijo que “en aquel tiempo se ganaba bien, pero no era para tanto. Yo debo haber sido uno de los pocos hombres que no ganó dinero con la política, hasta perdí dos camionetas”.
“Mi camioneta era ambulancia, coche fúnebre, transporte. Todos me decían: vengo a buscar la camioneta y se la llevaban”.
Pese a todo, Pedro reconoce que le fue bien en Rincón con la estación de servicio, sobre todo cuando se hizo el oleoducto de Puesto Hernández a Catriel. “Vendíamos miles de litros de combustible por día y casi no descansábamos con mi mujer”.
Sánchez afirma cada vez que puede que hizo muchísimo en esos primeros años. “Todos los olmos grandes que hay en la plaza los planté yo, los regaba con un tanque puesto arriba de la camioneta y si no tenía tiempo en el día, iba de noche a regar la plaza”.
“En ese tiempo todo era médanos. Para rellenar las calles con ripio, llevábamos los camiones marcha atrás y cuando se quedaban, volcaban el ripio ahí e iban las máquinas y apisonaban las calles. Así hicimos las calles, todas eran de doble mano”.
“Nosotros empezamos por marcar las calles con el ingeniero Lazo, de Catastro, en cuatro pies, a la rastra y marcábamos el lugar en donde iba la estaca, fueron tiempos muy duros, la gente en la actualidad no tiene conciencia de las carencias que había”.
Pedro Sánchez dice que contaba con poco presupuesto y el sueldo que cobraba como intendente era magro. “No teníamos presupuesto, no mandaron nunca nada hasta que Rincón no fue declarada una municipalidad. Después llegó desde provincia un camión y una camioneta chevrolet viejas y ya era algo. Por lo menos, ya no usaba mi camioneta para hacer todo lo del pueblo”.
Así pasaron un poco más de 4 años hasta que un día Edith lo emplazó a Pedro y le dijo que “O nos vamos o me voy sola”. Ya era el tiempo en que Daniela debía comenzar el jardín de infantes y Rincón de los Sauces no contaba con un establecimiento educativo. Guillermo, su hijo, iba a sexto grado en San Luis, en la casa de su suegro.
Pedro sostiene que se vino en la mejor época. Llegó a Centenario, un tiempo antes del último golpe de estado, en 1976. “Lo recuerdo muy bien porque llegaron a casa los militares y me clausuraron la radio”, dice.
Pedro Sánchez. Un hombre que trabajó incansablemente por Rincón de los Sauces en los tiempos más duros, cuando no había nada y las necesidades eran urgentes.”Yo creo que hicimos una gran cantidad de cosas y sin medios. Por suerte, teníamos muy buena relación con YPF y conseguíamos todo”, concluye

Autor: Horacio Beascochea

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web